Acércate.

Recuerda que el problema con la locura es que ya no es vista como una virtud.


Bienvenidos

agosto 21, 2018

Te quiero


(a quien corresponda)...

Te quiero con todo lo que tú eres, con tu sonrisa y con tu llanto;  te quiero por y a pesar de todo, en tus sueños y en tus desvelos. Te quiero por tu mirada sincera y profunda, te quiero por tus manos cálidas; te quiero al despertarte y al acostarte. Te quiero cuando te enfadas y cuando me enfado; te quiero al callarte y cuando hablas. Te quiero porque eres música y también silencio. Te quiero porque hay cosas de mí que no te gustan y otras que te encantan. Te quiero por todo lo que sabes y todo lo que no sabes. Te quiero por todos tus esfuerzos, cuando te equivocas, cuando aciertas; cuando me equivoco, cuando acierto.
                
Te ofrezco mi amor que te acompañe, te doy mis manos para caernos y levantarnos juntos, te doy mi risa cuando estés llorando y mi llanto para tu hombro, mis ojos para que tu mirada tenga siempre donde reflejarse; te doy mis defectos para dejarme ser mejor. Acepto y amo los tuyos para que tú también los quieras. Te doy mis esperanzas y mis sueños para moldearlos juntos, día a día. Te doy mi boca para que saborees besos. Te doy mi amor para que nunca estés sólo.

Te quiero, tan solo dos palabras que implican todo esto, es lo mejor que puedo darte porque tu amor es lo mejor que tengo.

agosto 12, 2018

Espejismo


Todo indica que el aliento de la vida es la única esperanza de ser felices, saber que estamos vivos que somos parte del tiempo, que somos parte del aire, del viento, que el oxigeno nos envuelve y mece a su antojo y nos insufla vida. 

Si nosotros trazamos el camino, deberíamos poder decidir sin equivocarnos, sin poder mirar atrás con la seguridad de un aventurero experimentado, sin embargo, los pasos que damos muchas veces son erróneos, pero no por ello, menos necesarios. La infancia es el cuento en el que se sustentan nuestras vidas, es una letanía que nos ofrece el tiempo, una posibilidad de saborear la verdadera esencia de las cosas, la mirada de un niño es siempre ilusionante e ilusionada. ¿En qué lugar perdí yo la mía? ¿En el primer beso, en el primer llanto…cuándo comprendí que la felicidad está de paso, cuándo sentí la ausencia, el aislamiento, el vacío, por primera vez? A pesar de todo, tengo mucho pero me sigue faltando algo importante. 

Somos parte de un movimiento, de una rutina en equilibrio, queremos tener amor, dinero y no disfrutamos hasta que comprendemos o sentimos que algo puede ir mal y es entonces cuando compruebas que todo aquello que tienes puede desaparecer sin más, de un soplo, así, sin más y entonces quieres coger y guardar en un rincón de tu alma  todos los recuerdos, momentos, sensaciones que alguna vez te hicieron feliz, y que los caminos que hemos andado no nos permiten recuperar. Es entonces cuando quieres sacarle todo el jugo a todas las sensaciones que nos ofrece el estar vivos, como lo hacías cuando eras niño; entonces no podías entender el valor de cada segundo, de cada sonrisa, de cada juego, y ahora que lo comprendes, no puedes disfrutarlo porque no tienes la ilusión de aquellos ratos y porque te pasas las horas preocupándote en encontrarla y en pensar que quizás cuando la encuentres, será demasiado tarde. ¿Cómo se saborea un segundo, cómo se disfruta y palpa un instante? La felicidad es algo tan simple y tan complicado, tan cálido y tan helado cuando no está, tan amable y tan descortés… tan poca, tan lenta, tan rápida…

agosto 05, 2018

No es por nostalgia

Después de un rato alejada de escribir aquí, aunque poco de la ventana virtual, vuelvo a asomarme en este blog para compartir lo que me gusta y lo que me duele, lo que me motiva y lo que me desalienta, lo que apoyo y por lo que difícilmente alguna vez podré luchar.

En este tiempo he cambiado de orilla pero no de horizonte. Mis sueños y mis pasos los sigo andando sin despegar la mirada aún. No es por nostalgia que giro una y otra vez hacia aquel lado del abismo, si no por amor.

La soledad y decepción me aleccionó sobre la vida, me enseñó a defenderla un poco más y a plantarle cara. Como me caí no una sino muchas veces, tuve que aprender a levantarme otras tantas. Como las cosas no son fáciles, he intentado comprender sin complejidad. Como la mañana no estaba pavimentada de antemano, no me queda más remedio que inventarla cada día.

Estas ganas, aunque pocas, de seguir, ese afán por entender el mundo que me rodea, y ese empeño pseudocreativo en encontrar mi lugar en él han ido creando mi modo de pensar, de sentir y de decir. Y, por lo tanto, el puñado de párrafos que he ido escribiendo.