Acércate.

Recuerda que el problema con la locura es que ya no es vista como una virtud.


Bienvenidos

julio 14, 2021

Poema: Entre olas

La poesía es algo que me cuesta muchísimo, pero decidí intentarlo una vez más, esta vez inspirada en el poema de Kevin. P. Gilday, Deep Sea Diver. Conócelo dando clic aquí.

Por cierto, lo que entiendas está bien. Para mí, es lo bello de esto.


Siento una lágrima

caer apresuradamente,

derramar por mi mejilla.

Me escucho llorar,

incapaz de hablar.

 

Siento una marea

tirando de mí,

empujándome.

Mi cabeza en un giro,

haciéndome dudar.

 

Siento una ola

de miseria chocar

a la orilla.

Las extremidades comienzan a agitarse

en el suelo.

 

Siento agua

deslizarse por mi garganta,

cambiando mi sangre.

Me siento flotar,

fuera de la inundación.

 

Siento una onda

donde fluye la cordura

de vuelta a mi ser.

Emersión de la aflicción,

sentimiento temporal.

junio 25, 2021

Prosa: Poder volar

Hay un inmenso cielo, y yo, ave de libertad, quiero volar en el azul de la maravillosa luz que significa estar suspendida sobre el viento, que sueño, me llevará a mí lugar.

Entregarme al viento que acaricia mi suave vuelo, despegar del suelo y observar desde mi sitio el ancho e infinito mar de libertad. Y lanzarme a todos y ningún lugar, permitir acariciarme por el sol de mi esperanza y por fin ser quién soy, ave libertaria.

Llevarte en mi alma y en ella deshacer las ataduras que nos anclan e impiden que vueles a mi lado con tranquilidad. Hacerte un nido en el horizonte donde puedas descansar, un espacio sin espacio, un sueño mágico del que nunca despertarás. Siempre en libertad.

mayo 01, 2021

Ficción: ¡Estás aquí!

Texto inspirado en la experiencia de un conocido.

- Bueno

- Hola, ¿cariño?

- Si...

Su voz del otro lado de la línea me parecía tan familiar y lejana, no atiné a decir más, sólo lo escuché, mientras mil recuerdos vinieron a mi mente. Parecía mi memoria un rompecabezas sin completar, un libro cerrado hacía mucho tiempo. Y en un segundo sucedió, retorné al pasado, por un minuto me sentí niña otra vez, con esa mirada limpia como el horizonte donde me pierdo por horas.

Recordé a mi abuela con su rostro dulce y amable, sentada en su mecedora favorita, diciéndome: “ven cielo, ven mi niña, siéntate aquí junto a mí”, oyendo como me contaba las más bellas historias que jamás volví a escuchar; mientras Nino, el gato de la casa, juguetón ronroneaba sintiendo mis caricias en su lomo aterciopelado.

Me pareció ver de nuevo la merienda dispuesta en la mesa, en esa mesa larga de mantel blanco de encaje y flores, con sillas enormes donde mis pies colgaban. - ¡Donas y leche fría para mi niña! - decía mi abuela y con sus ojitos tiernos me sonreía, mientras yo aguardaba mi momento favorito del día... verlo llegar.

Esperaba oír el ruido de las llaves en la cerradura, y ver aparecer su silueta que aún en la penumbra de la vieja sala sabía distinguir. Sentía su aroma inconfundible, y sus brazos extendidos esperándome mientras yo corría a su encuentro saltando de alegría: ¡has llegado! ¡estás aquí!

Tantos recuerdos, y hoy desempolvo su voz, esa voz que no borró de mi corazón la ausencia. Hoy lo escuché de nuevo, hoy volvió.

- Perdóname, han pasado muchos años, quería buscarte, pero tenía miedo... y ...

- ¡Estás aquí!... sabía que regresarías... siempre te esperé…papá.

marzo 20, 2021

Poema: Rabia de medianoche

Un rugido de trueno,

luz azul que chispea y se desvanece.


Cielo de maravilla;

un revuelo de sombras estelares turbias.


Huellas de calor y resuenos

que hacen temblar la tierra.


Los árboles caen y las paredes de piedra se derrumban,

de una tormenta que sacude a un pueblo.

diciembre 09, 2020

Prosa: Rara

Anteriormente ya había platicado de mi diagnóstico, ahora bien, cuando llego a comentarles a las personas acerca de esto, por lo general sucede de dos maneras; o no pueden hacerme encajar en su idea de lo que es el autismo/asperger y rechazarlo por completo, o me tachan de "rara necesitada de atención" y lo dejan ahí.

Sin embargo, esto explica mi falta de contacto constante, mi dificultad para ver a los ojos, explica mi monólogo sobre las cosas que me interesan, explica por qué en ocasiones sociales me muevo por una habitación como un engranaje suelto en una máquina: me engancho, me atasco en algunos lugares, choco contra esto y aquello antes de arrinconarme y quedarme allí.

Esas son algunas de las cosas sobre mí que puedes ver. Lo que no puede ver son los otros "bits"; mis problemas con la función ejecutiva que va de la mano con mi problema para responder algo sin antes haber hecho todo un mar de análisis y conjeturas, mi batalla interminable con la literalidad, mi lectura de labios sobre el procesamiento auditivo, mis problemas sensoriales, mi ansiedad social, mi afinidad con las letras y el cine, mi gusto desmedido por los búhos, Harry Potter y las luces parpadeantes, y así sucesivamente.

En esta entrada me dedicaré a hablar de un tema bastante sensible, mi dolor. Nunca he sido buena para comunicar mi dolor. Es una gran debilidad. Soy malísima pidiendo ayuda, soy terrible para comunicarme contigo, y soy peor cuando estoy distraída por la incomodidad física y la sobrecarga sensorial.

Algunas veces me han dicho que estoy bien "entrenada". Que enfrento bien las situaciones estresantes, cuán bien soporto la conmoción y el dolor. No porque lo haga, sino porque comunico estas cosas de manera diferente. Me contengo, me contengo mucho y en gran parte se debe a mi ansiedad social.

¿Qué es el dolor? ¿Cómo se cuantifica? ¿Cómo te enteras de cuánto o qué tan pequeño eres?

Soy autista, asperger o TEA (como gustes llamarlo), lo que significa que tengo una condición y dificultades en mi comunicación social, es decir que no entiendo de forma natural o intuitiva (quizás lo más importante) como comunicarme con los demás.

No lo negaré, la mayoría de las ocasiones puedo hacerlo todo. He aprendido tus formas, tus movimientos, aunque es posible que no entienda por qué esta pregunta necesita esta respuesta, pero sé lo suficiente como para de igual forma decirla. Hay día en los que sé cómo interpretar tu lenguaje corporal, cómo ubicar tu entonación, cómo hacer gestos o cómo colocar mis expresiones. Estoy tan bien entrenada, que ya es una habilidad tan usada que podría pasar desapercibida y solo darte la imagen de una persona boba o torpe.

A menos que tenga dolor. El dolor desaparece todo mi entrenamiento. Borra mi capacidad de lectura, de concentración, de memoria y borra mi capacidad de mostrar expresiones.

Es como si el dolor destruyera mi capacidad de comunicarme como una no autista. ¿Por qué? Porque ocupa demasiado espacio.

Imagina que eres capaz de hablar bien otro idioma porque has practicado mucho. No lo hablas de forma fluida, tienes que pensar en cada palabra, pero puedes hablarlo. Ahora imagina que te sientes mal y necesitas decírselo a alguien, pero solo puedes hacerlo en ese idioma. ¿Qué tan difícil sería encontrar las palabras? Si te lastimas, ¿serás capaz de pensar lo suficientemente rápido como para decir la palabra correcta, o responderías de forma automática en tu lengua materna?

Cuando siento dolor, mis expresiones caen, mi entonación "cotorra" se vuelve baja y plana, mi cara en blanco, mi cuerpo rígido, mi mirada se aparta aún más de los demás. Cuando tengo dolor me vuelvo silenciosa y pasiva, y conectarme con otras personas parece un sueño lejano, un imposible.

Las palabras están en mi cabeza, pero lucho por que salgan. Hablar se siente raro y ajeno. Todas las formas en que sé pedir ayuda se me escapan de las manos y las miro mientras caen.

El dolor me vuelve "auténticamente" autista, me quita la máscara y mis conexiones. Me sienta; silenciosa y sola.

Te pongo un ejemplo. Puedes hacerme una pregunta en esos momentos para medir mi dolor, pídeme que dé un número del 1 al 10. La gran idea es que solo quieres saber qué tan malo es mi dolor: no soy una gran pensadora de forma natural. Ve cómo trato de encontrar la respuesta "correcta". No puedo ir demasiado lejos, ¿Qué tan fuerte es sentir que me desgarro por dentro? ¿Qué tan fuerte es un ataque al corazón? ¿Qué tan fuerte es el mayor dolor que puedo imaginar? O peor aún, ¿Cómo se cuantifica un dolor emocional?, ¿Cómo sé la intensidad de mi tristeza, de mi desesperación, de mi impotencia? Lo mejor es ser moderada. Lo mejor es decir que el mayor dolor que he experimentado es un 7, y esto está casi ahí, así que es un 6.

El panorama general es que quieren saber cuánto sufrimiento siento, pero no puedo ver eso sin mi filtro de comunicación en su lugar. Y entonces me dejarás con el segundo mayor dolor que jamás haya sentido, porque no puedo hablar tu idioma.

Poquísimas personas cercanas a mí, saben que cuando me quedo en silencio e inmóvil (aún con mis manos que muevo constantemente o juegue con mis muñecos), esos son los momentos en los que estoy en problemas. Entienden mi comunicación.

Si llego a llorar, me desbordo, lo hago profundamente y mis lágrimas fluyen sin parar; mi sollozo pareciera que nunca cesará, no importa el número que haya utilizado para medir mi dolor. Es incontrolable. Y es que a pesar de mi autismo/asperger, no soy el hombre de hojalata del mundo de Oz que busca desesperadamente un corazón, tengo uno y late tan fuerte como el tuyo.

Me preocupa que algún día estén cerca de mí personas que no lo entiendan. Las personas que piensan que el dolor se ve grande y fuerte, porque obviamente, no es pequeño, silencioso y lejano.

Cuando digo que encuentro algo difícil, no me digas lo fácil que es. Por favor, no me digas que tengo que hacerlo así o así. Nunca será fácil para mí. Siempre tomará tiempo y energía que podría gastarse en otra parte. Si encontraras difícil resolver un cubo rubik, jugar ajedrez o pasar un nivel de un videojuego, no te diría lo fáciles que son. No te diría que hagas esto o aquello. 

Por favor recuerda que no importa que tan genial parezca ser una de ustedes, no lo soy. Tu lenguaje no es mi idioma. Tu intuición no es mi intuición.

Y también recuerda que no siempre puedo comunicarme a tu manera. No siempre puedo hacer cosas por ti, a veces necesitaré más, a veces pediré ayuda en mi camino. La pregunta es, ¿tendrás la disposición para escucharme?