Padre, te amo.
Quiero cerrar mis ojos y abrazarte con el alma, decirte
cuánto te quiero, sentir que a mi lado estás. Aunque ya no esté cerca de ti sé
que estás conmigo para siempre. Cuando te necesito siento que estás en el cielo,
entre las estrellas que miro o tal vez en aquella luna resplandeciente protegiéndome
como siempre con esa hermosa luz de amor infinito, aquella que nunca muere.
Un abrazo al cielo para ti, ya no le perteneces a este mundo
injusto pero si al firmamento donde no
existe el sufrimiento, donde puedo sentir tu felicidad.
Vuelo entre mis sueños hacia ti siempre, caminemos entre las
nubes y déjame contarte todo aquello que no me dio tiempo de decirte.
No me dijiste adiós, tal vez porque los padres nunca se
despiden de sus hijos, aquellos a los que cuidan siempre, estén donde estén.
Sé que la vida da lecciones y una de ellas fue perderte,
cuando no tenías edad para marcharte ni yo para no tenerte.
Hoy te recuerdo con un nudo en la garganta pero sé que estás
bien, viviendo alegre entre los ángeles.
¡Feliz Día del Padre! Hoy sigo tu misma huella,
camino el mismo sendero. Te amo.
¡Te mando un abrazo al cielo! ¡Qué honor que seas mi padre!
Gracias a la vida aún tengo a mi padre a mi lado, pero decidí hacer este escrito para todos aquellos padres que cuidan a sus amados hijos desde el cielo.