Aquí todo el día es de noche, un espectral azul rey cubre el
cielo y un cándido juego de luces alumbran mi pálido cuerpo. Su moribunda luz
me hace sentir como una más de mis fantasmas, como una mancha blanca en medio
del universo.
A veces puedo ver entre las sombras del mar a dos amantes que
juegan entre las olas, como si corrieran sobre las crestas de la tempestuosa
agua salada, persiguiéndose el uno al otro sobre el aquel abundante líquido,
cual si fuera tierra sólida. Casi puedo escuchar sus risas, sus medias risas,
cuando murmuran, cuando suspiran, sus silencios y cuando se atrapan. El mar se
ve como un piso que cambia de forma, un desierto de arena azul con sus dunas
andantes, en ocasiones me pongo de pie en la orilla y puedo sentir como si
estuviese parada en el corazón de esa interminable inmensidad.
Tinieblas a todo
mí alrededor me hacen sentir como si estuviera parada en el centro del océano.
Las estrellas me hacen descartar al cielo como un techo infinito, sólo son
pequeñas luces que flotan a mí alrededor, se siente como si tan sólo me
acercara un poco más, al estirar mi mano las podría tocar.
Bonita soledad en añoranza. Igualmente un placer leerte.
ResponderEliminarUn abrazo!