¿Cuánto daño nos ha hecho el sistema? Nos dividen, nos
segregan, nos separan y hacen que nos odiemos entre nosotros. No basta con
controlarnos mentalmente, con crear programas mentales e implantarnos ideas y
una realidad artificial para someternos. ¡No!
Tuvieron que desintegrarnos como especia, como raza. Nos
abandonaron a nuestra suerte y eso duele.
Duele porque veo a la sociedad y a cada individuo luchando
por sobrevivir y complacerse así mismos y al sistema. Gastan su dinero en
apariencias, en alimentos, libros y arte. Todo lo que conocemos nos afecta, nos
daña y nosotros seguimos sufriendo. No lo notan, no lo ven. Se desplazan de un
lado a otro por necesidad, con la finalidad de conseguir un poco de dinero y
comer, pero ese no es el verdadero problema.
Lo verdaderamente malo son las heridas que tenemos en la conciencia, en
el alma, esa que no reconocemos.
¿Porqué seguimos creyendo que quien estudia y lee se
considera una mejor persona?
¿Porqué creemos que las edades importan en una relación de
pareja?
La igualdad de géneros NUNCA ha existido. Las mujeres siguen
siendo tratadas como flores delicadas y humilladas a la vez. Ni son tan buenas
ni son tan malas. La sociedad ha hecho de la mujer una víctima y una inútil. La
ha dejado sin independencia. Le ha robado todos sus sueños porque la limita, le
señala lo que debe y no debe hacer. Incluso las campañas que dicen protegerla
la dañan más. Ofreciéndole una vida perfecta y de sueño por el simple hecho de
ser mujer. ¿Y los hombres? Ellos no tienen derecho a ser felices, a ser
conquistados, enamorados, a ser perdonados.
Cuánto daño ha hecho el sistema para que pensemos que es
necesario un control y orden para sobrevivir. Ellos mismos son los que han
hecho este sistema decadente y han formado sus reglas. Es su juego no nuestro.
Nadie lo nota, lo ve, todos siguen lo que creen ellos que los hacen felices en
superficialidad. Nadie es verdaderamente libre.
Ni yo en este texto, porque necesito que me lean, que
despierten, dependo completamente de mi luz. De mi verdad a medias, de mi
mentira sobrevalorada.
Cada individuo debe de tomar el lugar que le corresponde,
así como lo hacen los animales.
El instinto, la conciencia, el Ser que somos y la Fuente es
la que nos guía y dicta a donde tenemos que ir, estar.
A lo que voy es que una vez nadie se cuestiona, nadie se
pregunta porque hago, porque pienso, porque digo esto u lo otro. ¿Quién
demonios está jugando conmigo?
Empieza
la desdicha, la desgracia de no poder ser nosotros mismos
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